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LIC. FERNANDA RASCHI Y LIC ROMINA PEREYRA

jueves, 21 de mayo de 2009

Autobiografía de Gabriel Hoyos


“Impulsos Aleatorios”
En ocasiones el sol no es el preludio de un buen día, por eso yo me inspiro de noche para retrotraerme y montarme al desconcierto en cierta medida o tal vez para a embriagar algún sentimiento. No dejan de entrar en la mente como recuerdo minucioso, imágenes infotografiables pero instantáneas de lo vivido. Como la de mis padres, mis abuelos, los hermanos, las reuniones con los amigos y hasta las de los perros de la casa que nos acompañaron y otros que nos siguen acompañando.
Los astros se complotaron para darme a luz un 14 de febrero del 89, en una noche con calor me imagino, propia de los veranos santiagueños, quizá por esa fecha las parejas de novios quedaban hasta mas tarde alargando el día de los enamorados, o como a mi me gusta llamarlo mejor “El día del Amor”; aunque por dentro a veces crea que son meros inventos para vender en los negocios, o para hacernos sentir mal a las personas que no tenemos pareja.
El mayor de cuatro hermanos siempre lleva como una responsabilidad extra, la de ser “el mayor” o como sinónimo de esto la de ser “el ejemplo” en todo caso. Así creo que comenzaron mis años cargando una mochila con expectativas de padres que tenían un hijo por primera vez.
Estos primeros años marcan, dejan una huella, penetran en la personalidad. Yo dejaba que las cosas se resbalen, que el tiempo pase sin hacerme mucho problema. Y entre sueño y sueño a menudo luchaba con la gran timidez que me hacía sombra, que revoloteaba a mi alrededor como custodiándome en cada acción que realizaba.El jardín de infantes me parecía la casa del horror, o un tren fantasma lleno de personajes contrarios y cuando llegaba la hora de volver a las casas, estoy seguro que me adueñaba del alivio. Me costaba un esfuerzo muy grande adaptarme a cosas nuevas. Como en el colegio, creo que hasta hace no mucho me siguió constando entrar en confianza.
Tímido sí pero adicto a los dulces también, no comía ni como cebolla porque no me gusta, no como nada con ajo porque deja aliento desagradable, la coca cola es la mejor bebida y la sigo tomando. Los helados, las pizzas, los alfajores y un sinfín de cosas eran las que me gustaban y para las que no tenía vergüenza en absoluto.
¿Qué se siente ser un ex tímido? ¿Qué se siente haber dejado a tu ex abandonada sin decirle adiós? A decir verdad se siente muy bien, y sobre todo cuando tu ex te hacía mucho mal, te impedía crecer. Ya no soy tímido. Le dejé la puerta abierta y la invité a retirarse.
En los tiempos libres. Ya desde chico se denotaban mis habilidades para el dibujo. Rayaba las paredes por todos lados, habré dibujado patitos que seguían a su mamá pata a los tres años. O más adelante robots tecnológicos creados por mi ingenio. A ver cual es el robot más grande y cual tiene más poderes para vencer a los demás. Más tarde me fascinó el detalle, la pintura y los dibujos más complejos podían pasar por mis manos.
De niño también habré soñado andar en patineta como Bart Simpson, pero nunca pude lograr algo parecido, hasta pedalear la bicicleta sin ruedas a los costados unos años más tarde con la suerte de no haberme caído tanto.
Alguien bien dijo que los amigos son la familia que uno elige, y es verdad en parte, aunque creo que a mis amigos no los elegí, sino que ellos me eligieron a mí. En el barrio, en el colegio y esos primeros años que uno nunca termina de olvidar, formé amigos que hasta el día de hoy en algunas fechas ya sea el día del amigo o como suele pasar en el último año de la secundaria, se los aprecia un poco mas de lo habitual y pensamos que verlos poco o nunca más seria de lo peor.
Sin entrar en detalles lineales o cronológicos, porque hay tantos recuerdos que no acuden a la memoria con fluidez, creo que lo más importante de todo esto es rescatar lo esencial de cada cosa, creo que lo principal es reconocer lo bueno sin hacer mucho hincapié en lo negativo por lo que todos pasamos. Yo soy un afortunado, no hay muchas cosas negativas para contar, más que dolores intensos de cabeza por distintas razones que pasan de una vez y para siempre. Tan solo recurrir a una aspirina como opción para calmar la pesadumbre momentánea.
La música ayuda mucho, fue y es mi cable a tierra sin dudas. Pensaba que ese descubrimiento devenido en adicción a la música me iba a exterminar. Querer cuanto antes volver a casa para escuchar una canción que tenia dando vueltas en mi cabeza, cantar mientras se podía y tenía ganas, y hasta asociarlas con letras o canciones a cada chica que me gustaba.“Aflójate, sonríe fugazMi cuerpo astral tomará tu ser.
Incierta pasión nace en mi almaPresintiendo un oyente ideal.
Prolongaré mi sonido azulPor los parlantes te iré a buscar” Es el remedio infalible para un espasmo, un zumbido, vidrios rotos de mis nervios y de mi oido, que se revelaban muchas veces, en mi ansiedad y el pensamiento. Son meros juegos de mente con una sensacion de vértigo incluida.
Casi sin querer y casi sin pensar demasido ya me egresaba del secuandario, y el idealismo me llevo a estudiar abogacia y todo lo que eso implica: “estudiar abogacia”. Me costó dos años de mi vida darme cuenta, que estudiar derecho no correspondía con mi persona. Que no satisfacía mis ideales, mis aspiraciones personales y hasta me di cuenta que mi moral corría riesgo de ser atentada.
Yo no pretendo mucho, no exijo más de lo que las personas pueden dar, me mantengo con normas de conducta fijas que son la honestidad y el respeto para una buena convivencia y la justicia como frutilla de postre que enarbola un sentimiento a satisfacer.
Me gustaría no andar tanto a media maquina, y dejar de pensar un poco para hacer más como meta a corto plazo. Hoy tengo 20 años y estudio comunicación social. Ahora me gusta el invierno un poco más que el verano y el gris de las calles y los edificios y las casas. Disfruto de ver personas que caminan solas. Me imagino sus historias. Disfruto de caminar solo con las manos en los bolsillos, bien abrigado al atardecer, casi de noche.
Algo tan simple como emitir, en cada esquina antes de cruzar la calle, una bocanada de aire caliente en medio de tanto frío, que nos araña el alma con tantos desintereses y desencuentros.No resulta escapar de mí si huyo en la misma dirección. Necesito pensar en mi mundo y estoy seguro que mi historia personal mañana tendrá otro nombre. Y que también se me va a ocurrir alguna otra idea que supere a la anterior.

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