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LIC. FERNANDA RASCHI Y LIC ROMINA PEREYRA

viernes, 10 de octubre de 2008

Sinopsis del cuento " EL GATO NEGRO", de Edgar Allan Poe.‏

En este cuento de terror, relatado en primera persona, el autor describe de qué manera la relación de un hombre con su mascota y un odio inexplicable hacia ella, termina por convertir su vida en un infierno.
La historia gira en torno a la vida doméstica de éste hombre (sin identidad), el cual al principio tenía una buena relación con su esposa, y sus mascotas, ya que ambos compartían el gusto de cuidar de ellas. Pero su debilidad por el alcohol llevó a convertirlo en una persona irritable y violenta. Con el pasar del tiempo su temperamento lo volvió indiferente a los sentimientos ajenos, y quienes lo rodeaban sufrieron las consecuencias.

En su vida diaria, el hombre había comenzado a cambiar de carácter, maltrataba a su mujer e incluso sentía rechazo por el gato, sentimiento que lo tenía confundido ya que hasta hace un tiempo había sido una persona que agradaba de la compañía de este animal. El primer episodio sucedió una noche en la que el protagonista retornaba alcoholizado a su hogar, y saludó a su gato como de costumbre, pero éste intentó evitarlo y le mordió la mano. Luego el hombre sumido en alguna extraña maldad, " una furia demoníaca" con un cortaplumas y, sin pensarlo dos veces, le desprendió un ojo al animal.

El segundo hecho aberrante sucedió una mañana, en la que sólo por hacer daño, según sus explicaciones (ya que eran comunes en él estos ataques de ira, odio, intolerancia) tomó al gato por el pescuezo y lo ahorcó, colgándolo en un árbol del jardín. Aquella misma noche su casa quedó devastada por un incendio, que sólo dejó intacta una pared divisoria, en la cual quedó plasmada la figura de un gato ahorcado, imagen que lo horrorizó. Al tiempo, y con el remordimiento atormentándolo, el hombre siguió ahogando sus penas en el alcohol, y en su mente pensaba en encontrar una mascota idéntica a aquella que hasta hace un tiempo vivía en la casa. Una noche en una taberna le pareció ver una mancha negra sobre un tonel de ginebra. Se acercó y la tocó con la mano. Era un gato negro igual a Plutón, salvo por el detalle de una mancha blanca y de forma indefinida que tenía en su pecho. Continuó acariciándolo hasta que el gato sintió confianza y luego cuando emprendía el camino a su casa, el animal lo acompañó. Mientras que su mujer se sentía encantada con la compañía del gato, el hombre comenzó a sentir una gran antipatía por éste. El cariño que el gato le prodigaba le producía fatiga y disgusto. Con el correr de los días, el hombre enloqueció no sólo por descubrir que este felino era también tuerto como Plutón, sino porque esa mancha indefinida al principio, era la fiel imagen de un patíbulo. Sintió que su alma no tenía descanso, y lo único que pensaba era en hacerle daño al animal. El tercer episodio de horror sucedió cierto día que el hombre descendía con su mujer al sótano de la casa, cuando el gato los siguió por atrás y se interpuso en su marcha, haciéndolo tropezar. Exasperado por el enojo tomó un hacha y se dispuso a matar al gato, pero su intento quedó truncado cuando la mujer detuvo el trayecto del arma con su mano. Impulsado por una "furia más que demoníaca" se zafó de los brazos de su esposa y le hundió el hacha en la cabeza. Luego, sin sentir culpa y a "sangre fría" se entregó a la tarea de esconder el cadáver. Para ello, pensó en varias cosas, hasta que al final se le ocurrió "emparedar" el cuerpo en una de las paredes del sótano, tal como hacían los monjes de la edad media. Una vez que hubo escondido el cadáver se dispuso a buscar al gato, que no aparecía desde aquel día, pero no lo encontró. Convencido de que el animal había escapado asustado, vivió un par de días de "tranquilidad", y recibió a los policías que venían a inspeccionar cada rincón de la casa sin inquietarse. Cuando los oficiales satisfechos estaban por marcharse del sótano, la alegría del triunfo no le permitió quedarse callado e hizo un comentario sobre la solidez de las paredes de su casa. Golpeó con el bastón la pared donde se encontraba escondido el cuerpo, y desde adentro se oyó un grito estremecedor. Inmediatamente los policías rompieron la pared, que cayó de inmediato dejando ver el cadáver corrompido de la mujer, y en su cabeza el gato tuerto, con su boca abierta, cuyo aullido terminó por entregar al hombre a los verdugos.

Traducción del cuento: Julio Cortázar



ANABELLE NASSIF LOPEZ.

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